martes, 12 de abril de 2016

Comentario Romance sonámbulo (García Lorca)

  1. Organización de ideas
Se trata de un romance que consta de 86 versos octosílabos, divididos en seis estrofas. La rima es la propia de esta forma estrófica (versos impares libres, asonantes los pares).

El romance tiene elementos narrativos y puede estructurarse en dos secuencias y el desenlace. La primera secuencia, que abarca las dos primeras estrofas, presenta a la muchacha esperando en su balcón. Incluye referencias al entorno, dominado por el color verde (metáfora de la muerte y del ambiente de ensoñación del poema) y una enigmática alusión al contrabando, tarea a la que se dedica su amado: “el barco sobre la mar / y el caballo en la montaña”. La segunda secuencia (tercera y cuarta estrofas) presenta al amado, que viene herido de muerte, huyendo de la guardia civil en compañía de su compadre. Expresa su arrepentimiento por sus actividades contrabandistas: lo cambiaría todo por estar con su amada. Las dos últimas estrofas plantean el desenlace de la historia: la muchacha se ha suicidado y descubren su cuerpo flotando sobre el aljibe. La guardia civil llega tras los perseguidos y golpea la puerta.

  1. Tema y resumen

El tema es la muerte, relacionada con el destino trágico que Lorca atribuye al pueblo gitano.

Una joven espera en su balcón la llegada de su amado. Este viene herido y huyendo de la guardia civil tras una operación de contrabando, en compañía de su compadre. Cuando por fin llegan, encuentran el cadáver de la muchacha, que se ha suicidado arrojándose al aljibe. Finalmente, llegan los guardias civiles.

  1. Comentario crítico

El poema forma parte del Romancero gitano (1928), obra que García Lorca dedicó al pueblo gitano y que consistía en una síntesis perfecta entre lo popular, reflejado en los temas y la forma estrófica, y lo culto, que puede observarse en la originalidad creativa y expresiva de Lorca.

La fascinación que Lorca sentía hacia los gitanos le empujó a la escritura de esta obra. Sin embargo, no se limitó a la recreación culta del folclore gitano. Para Lorca, el pueblo gitano representa el dolor ancestral de quienes viven en los márgenes de la sociedad. En sus poemas sobre Nueva York, serán los negros los que desempeñen ese papel. Por tanto, el tratamiento que Lorca hace de los gitanos alcanza resonancias míticas, los convierte en arquetipos. Y sobre esos arquetipos logra Lorca volcar sus temas: el destino fatal, la muerte, la soledad...

Los gitanos de esta obra no tienen posibilidades de ser integrados en la sociedad, viven fuera de su alcance, sujetos a las tradiciones y costumbres propias de su raza. Por eso, subsisten con actividades ilegales y peligrosas como el contrabando. Ahí reside gran parte del fatalismo que Lorca les atribuye, puesto que están condenados a chocar una y otra vez contra la sociedad y sus leyes, representadas por esos guardias civiles que en este (y en otros) romances desempeñan el papel de antagonistas. La imposibilidad de integración, la caducidad de sus costumbres, la pobreza y la violencia son ingredientes que constituyen el destino trágico de los gitanos, a través del que Lorca parece exponer las miserias e injusticias de la sociedad.

El proceso de formación de nuestras sociedades ha tenido siempre un sentido igualador que acaba entrando en conflicto con lo diferente. Si el proceso de colonización y civilización de América, por ejemplo, acabó destruyendo gran parte del sustrato cultural indígena, también en nuestro contexto podemos ver cómo aquellos que se salen de los límites de lo generalmente aceptado parecen destinados a la extinción en favor de una homogeneidad. En el caso particular de los gitanos, resulta obvio que muchas de sus costumbres, nacidas de una forma de vida itinerante y marginal que ya no halla espacio en nuestro mundo, están desfasadas según los parámetros sociales que nos rigen. Sin embargo, es lógico pensar que una sociedad basada en las libertades no debería tener problema a la hora de admitir lo heterogéneo. Que algunas de esas costumbres nos resulten chocantes o puedan ser incorrectas desde nuestra visión actual no significa que los gitanos deban renunciar a todas sus señas de identidad, a todo lo que los caracteriza como pueblo. Precisamente, los gitanos tienen presencia histórica en muchos países, con culturas muy diferentes, y han demostrado una gran capacidad de adaptación a cada contexto: pueden observarse, por ejemplo, las diferencias culturales entre los gitanos eslavos y los gitanos españoles. En contra del prejuicio que en muchos casos sigue vigente, los gitanos sí se muestran capaces de adoptar elementos culturales propios del país que habitan. Así, extrajeron el flamenco de su raíz folclórica andaluza y lo convirtieron en forma de expresión propia. Y esa capacidad de adaptación despoja de sentido a cualquier tipo de discriminación: es la prueba de que pueden ser parte de cualquier sociedad moderna.

Es cierto que en algunos grupos gitanos pueden observarse una desfasada tendencia  a la marginalidad y ciertos usos culturales que entran en conflicto con derechos básicos comúnmente aceptados, pero no lo es menos que estos grupos cada vez son más minoritarios. Existe actualmente una gran parte del pueblo gitano que lucha por mantener su singularidad cultural sin que ello suponga renunciar al progreso y a la integración. Mantener prejuicios degradantes sobre la totalidad de esta etnia no tiene ningún sentido en la sociedad actual. Pese a todos esos prejuicios, la realidad es que el pueblo gitano evoluciona, como cualquier otro colectivo. Lo observamos en el creciente número de gitanos con estudios, en la aparición de movimientos feministas que ponen discusión el papel tradicional de la mujer gitana, en el acceso a trabajos no marginales o ilegales...

Queda mucho por hacer, pero uno de los beneficios de esa evolución es que, poco a poco, el pueblo gitano se va convirtiendo en un colectivo más entre todos los que integran nuestra sociedad y, por lo tanto, se va desprendiendo de ese fatalismo que les atribuía Lorca. A medida que la marginalidad acabe, ningún gitano estará predestinado al destino trágico de los protagonistas del “Romance sonámbulo”. O, al menos, no lo estará más que cualquiera de nosotros.



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